WHITE WARD (UKR) – Love exchange failure, 2019
Reconozco que la portada del disco me hizo ponerme en lo peor. WHITE WARD era uno de esos grupos cuyo debut era espléndido. Futility report contenía un black metal con toques de jazz noir que funcionaba a la perfección, una de las mejores obras de 2017 y de ese joven género post black que es el actual propietario del trono del odio metálico. Después de ponerlos en los altares me encontraba con el recurso fácil de colocar una foto de un barrio cualquiera de Tokio, poner el nombre del grupo y para la sala de impresión. Una cutrez postmoderna que se está poniendo de moda, muy a mi pesar, y me indicaba que era un síntoma de la pérdida de identidad del grupo, de camino a hacer algo con una producción perfecta pero de contenido vacuo.
Pero no, WHITE WARD no se han convertido en grupo genérico de post black como me temía y una vez escuchado Love exchange failure resulta que todo cobra sentido, hasta la elección de la imagen.
De Love exchange failure se pueden sacar muchísimas lecturas e historias, cada cual a criterio del oyente. Algo que ya nos da pistas de la enorme calidad del trabajo. Pero sí se puede sacar un trasfondo en común. La obra es la banda sonora para las noches en la ciudad, de la rutina constante, donde nada pasa, una ciudad llena de hormigas donde cada individuo pasa su existencia sobre la faz de la tierra como puede. No se trata de pesimismo; se trata de sopor, de crudo realismo, del ambiente que conocemos todos los que vivimos en ciudad. La urbe oprime, aburre, estandariza. Pero por la noche, cuando apenas pasan coches y transeúntes por sus calles, el que no duerme y observa por la ventana puede descansar de esa opresión. Todo es calma y melancolía hasta que la luz del sol vuelva a poner en marcha la maquinaria. Da igual la ciudad: Sevilla, Tokyo, Zagreb… Love exchange failure es la representación sónica de esas sensaciones.
WHITE WARD no se han estandarizado; todo lo contrario, han explotado su identidad y han creado una película sonora. No son los primeros en hacerlo: hace casi veinte años ULVER tiraron de trip hop en su Perdition City para representar la solitaria noche urbana, los franceses NETRA hicieron lo propio con black depresivo y electrónica en Mélancolie urbaine y WHITE WARD han ampliado el post black y el jazz; se recrean todo lo que haga falta. No en vano la mitad de los temas del disco superan los diez minutos, y la duración total del álbum dobla a la de su predecesor.
Love exchange failure es uno de esos casos donde todo es una única canción y, por tanto, la intensidad sube y baja constantemente. Los pasajes ambientales, donde más se juega con ese jazz noir que se ha convertido en parte de su ADN, se mezclan con partes black aún más agresivas de lo que eran en Futility report. A veces ese cambio es progresivo, como en «Poisonous flowers of violence«, en otras ocasiones es brusco tras haber estado un buen rato recreándose en su propia melancolía, provocando el efecto de patada en la boca, como sucede en «No cure for pain«.
Ninguna canción se siente como un interludio entre dos partes, como sí pasaba en Futility report (y eso que dicho interludio era genial). Ahora todos los cortes son canciones por derecho propio, o más bien actos completos en esta película.
No todo ha consistido en ampliar y mejorar lo que ya había, sino que también se meten en nuevos terrenos. «Shelter«, la canción más breve del álbum, es la que más se permite experimentar, introduciendo algo de noise y free jazz, aunque nada demasiado radical, sino un simple tamizamiento. «Surface and depths» cuenta con la voz limpia invitada de Renata Kazhan, una artista local, que será la que represente la subversión de esta canción con respecto al resto de la obra. Una instrumental mucho más tranquila, que inevitablemente nos retrotrae a aquel Perdition City (en especial por los teclados empleados), que habrá sido a todas luces una inspiración para los ucranianos. Los riffs más agresivos, que en el resto de la obra han sido quienes han llevado la batuta, aquí se colocan detrás en la mezcla. Es WHITE WARD bajo otro filtro cien por cien distinto.
Previamente había mencionado que Love exchange failure era como una gran canción, con sus altibajos. Con eso quiero decir que en ese hilo conductor cada canción es consecuencia de la anterior. Así, «Uncanny desilusions» continúa con una línea similar a «Surface and depths«, pero no tarda mucho en volverse mucho más violenta, hacia terrenos más «convencionales» para la banda ucraniana, terrenos que a estas alturas de la historia el oyente sabrá que no son, ni mucho menos, normales. He ahí el inquietante final del álbum como sorpresa.
Los ucranianos han realizado un álbum magistral que no es fácil de escuchar, pero es una auténtica película. Un largometraje que no se puede ver en los cines, sino en la cabeza de cada uno, mientras que camina en las solitarias calles de su ciudad sin más compañero que uno mismo.