THE OCEAN (DEU) – Phanerozoic I: Palaeozoic, 2018
Muchas personas ven el heavy metal como una forma de conectar con sus emociones, de desinhibirse o de lidiar con sus demonios, o simplemente como una diversión. Otras pensamos que este género tiene el potencial de ofrecernos algunas de las experiencias intelectualmente más gratificantes de la música contemporánea. Una parte del primer tipo no comulga con esta visión, y a medida que aparecen obras cada vez más ambiciosas se deja oír la respuesta de quienes rechazan la autoindulgencia, el sobreanálisis, el exceso de tecnicismo o la pretenciosidad. Divertirse con la música es un enfoque perfectamente válido y valioso por sí mismo, pero parece que quienes buscamos otra cosa a menudo sentimos la necesidad de justificarnos o percibimos que nuestras convicciones se cuestionan.
El proyecto THE OCEAN (que en esta ocasión recupera el apelativo THE OCEAN COLLECTIVE) siempre ha defendido la tendencia a llevar el metal hacia lo intelectual y sofisticado. Desde su aparición al amparo del asentamiento de los proyectos más ambiciosos de sludge/post-metal se han dedicado a crear obras complejas tanto en lo musical como en lo conceptual. Tendremos que prestar atención a ambos aspectos para entender Phanerozoic I: Palaeozoic. Se trata de una obra que se plantea como secuela directa de uno de los mejores trabajos de THE OCEAN: aquella obra maestra llamada Precambrian aparecida en 2007, a la que Palaeozoic hace referencia directa ya desde su sencilla portada. El Precámbrico es la etapa inicial y más larga de la escala temporal de la Tierra, que comienza con la formación del planeta iniciando el eón Hádico y termina en el Proterozoico con las primeras formas de vida relativamente complejas. El período Cámbrico es el primero del eón Fanerozoico, que comprende hasta la era Cenozoica, que es la actual. THE OCEAN nos está contando la historia de la Tierra.
Para ello este disco está dedicado a la primera de las eras del Fanerozoico, llamada Paleozoico, que se extiende desde la explosión cámbrica hasta la extinción masiva del Pérmico. Después vendrían el Mesozoico (la era de los dinosaurios) y el Cenozoico (la de los mamíferos, en la que nos encontramos). Podemos suponer que en el futuro THE OCEAN dedicarán al menos un lanzamiento a contar esta parte de la historia.
Lo realmente impresionante es cómo, más allá de las palabras llamativas, es la propia música la que cuenta esta historia. Como en Precambrian, los títulos de las pistas de Palaeozoic son las denominaciones de las distintas subdivisiones (períodos) del Paleozoico, contando cada una de ellas con un subtítulo que hace alusión clara a algún evento o circunstancia del período correspondiente. Todas menos una.
El álbum se abre con la explosión cámbrica, un evento de importancia capital en el que se produce la aparición repentina de multitud de especies macroscópicas complejas. Este fenómeno marca el origen y diversificación de muchos grupos de organismos que constituyen la raíz evolutiva de gran parte de la vida que conocemos hoy. El disco comienza pues con una explosión de vida, pero “Cambrian II: Eternal recurrence” alude a otra cosa. El eterno retorno es un concepto esencial en la parte “positiva” de la filosofía tardía de Friedrich Nietzsche. Mencionado por primera vez en La gaya ciencia y desarrollado en mayor profundidad en Así Habló Zarathustra, Más allá del bien y del mal y fragmentos póstumos, expresa el carácter cíclico del tiempo y la idea de que todo se ha repetido y se repetirá infinitas veces. En el pensamiento nietzscheano el eterno retorno funciona como criterio existencial de separación de los sanos y los enfermos. La letra del tema es un comentario bastante bello sobre esta idea, y lo más interesante es cómo se conecta con un evento de la escala geológica marcado por la exhuberancia de la vida. La introducción presenta una sencilla y tranquila línea de cuatro notas que formaba la base del final de Precambrian (y que en el fondo era una variación sobre una idea expuesta en otra parte del álbum) antes de desatar la intensidad. La composición insiste en la tónica una y otra vez como si la propia música quisiera recrearse en su propio comienzo, en un motivo que se usa comúnmente para dar sensación de anticipación y obertura. Es una de las mejores composiciones de toda la historia de THE OCEAN y se percibe como un clímax de intensidad incesante.
Posteriormente encontraremos alusiones más literales. En los períodos dominados por la vida marina volveremos a encontrar motivos “acuáticos” similares a los que pudimos oír en Pelagial, mientras que una sección final pesada y oscura en “Devonian: Nascent” se conecta con “The Carboniferous rainforest collapse”: el uso de compás compuesto creando la ilusión de amalgama (que en realidad no es tal, por lo que se percibe como un avance natural) parece señalar la unión de las tierras emergidas formando el supercontinente Pangea, y algunos fraseos entrecortados, poco fluidos, arrastrados y decididamente “secos” coinciden con el asentamiento de la vida sobre tierra firme. La pista que cierra la obra es “Permian: The great dying”, dedicada a la extinción masiva del Pérmico, la mayor de la historia de la Tierra y en la que desapareció la mayoría de las especies existentes. El tema se articula alrededor de una progresión muy sencilla en la que los pasos dinámicos cuidadosamente escogidos conducen a una resolución tajante dando continuamente la sensación de finitud. Así funcionan las cosas. Asúmelo. El final del tema desarrolla una progresión parecida a la de “Cambrian II” (de nuevo la idea de eterno retorno) solo que más oscura y tensa, dejándonos ante el vacío y esperando el siguiente capítulo de la historia: la era de los reptiles.
Estoy seguro de que alguien podrá leer mi comentario y pensar que esto es darle demasiadas vueltas a las cosas y que simplemente han elegido esos recursos compositivos porque quedan bien, pero sinceramente no lo creo. Hay demasiadas coincidencias y demasiada intencionalidad en el álbum. Yo podría estar inventándome todo esto, pero la realidad es que durante toda la historia de la música occidental se han utilizado motivos y recursos concretos para expresar diferentes ideas. Si sabemos que esto es cierto para las óperas románticas o para las bandas sonoras cinematográficas no veo por qué no podemos reconocerlo en un álbum de metal de 2018.
En otro orden de cosas, el sonido del disco es impecable. La mente maestra de Robin Staps aprovecha las ventajas de tener a su alrededor una formación relativamente estable, por lo que la música suena perfectamente ensamblada. El trabajo de estudio ha sido también digno de ser tomado como ejemplo, con un rango dinámico enorme sin el que estas composiciones no funcionarían tan bien.
Phanerozoic I: Palaeozoic es una obra maestra. O quizá sería más exacto decir que es una parte de una obra maestra, probablemente la primera parte del mejor trabajo de toda la trayectoria de THE OCEAN. Considero que el final de la historia formará parte de la experiencia completa, al igual que Precambrian (el impacto de Palaeozoic es mucho mayor si se escuchan los dos seguidos, aunque obviamente hace falta mucho tiempo libre). Quienes sólo quieran escuchar música como satisfacción inmediata probablemente también lo disfrutarán, pero se estarán perdiendo la mayor parte de la experiencia. En cualquier caso es una de las obras más imaginativas y ambiciosas no ya de este colectivo alemán sino en general de todo lo que el género metal lleva años ofreciendo. Es uno de los álbumes que dan esperanza a quienes pensamos que el metal puede llegar a ser una forma de arte serio.