TALESIEN – Talesien, 2016
El ejercicio mental que se lleva a cabo en la creación de una obra musical no es, en esencia, demasiado diferente del que se realiza en otras artes. Un pintor, por ejemplo, juega con formas y colores para crear imágenes, y su decisión sobre qué formas y colores emplear y cómo combinarlos es lo que determina la posibilidad de crear una imagen que a nadie más se le ha ocurrido. A esto solemos llamarlo innovación y, con ella, la creación artística se convierte en un acto de afirmación personal.
En el caso de la música, y más específicamente de la música popular contemporánea, que es de lo que hablamos aquí, ese matiz personal adquiere a menudo un carácter peculiar debido a que la creación es un proceso colectivo. El artista ya no se expresa individualmente sino a través de la integración de su identidad artística en un constructo más grande. La personalidad de cada autor tiñe la obra por separado, y a su vez el oyente pone algo de sí mismo al interpretarla. Por eso cada escucha de cada persona es siempre diferente. O quizás, como en tantas ocasiones, simplemente estoy sobreanalizando.
No creo que exagere si digo que a estas alturas se puede considerar el nombre de TALESIEN como un clásico del panorama gallego. Este disco homónimo es ya su cuarto trabajo en larga duración y en él ahondan en ese heavy/power progresivo que han ido explorando desde sus inicios… con algunas particularidades.
El disco se mantiene fundamentalmente en ese proceder melódico y ligero que pone en consonancia el estilo de grupos como DREAM THEATER o SYMPHONY X con el heavy metal europeo tradicional. Sin embargo, y pese a que el grupo conserva un rango de registros razonablemente amplio, ya no encontramos contrastes tan fuertes como en álbumes anteriores ni desarrollos instrumentales tan arbitrarios. O al menos no llaman tanto la atención. Los temas de este Talesien, sin llegar ninguno a los siete minutos de duración, apuestan por la homogeneidad y la fluidez, por lo que nadie debería enfrentarse al disco esperando grandes artificios o exageraciones. En este sentido nos encontramos en apariencia ante el disco más sobrio y comedido estéticamente de TALESIEN. Esto está muy bien en principio, pero ahí no está el quid de la cuestión. Lo sorprendente es que también es, seguramente, su obra técnicamente más compleja hasta la fecha.
En efecto, tras la apariencia de unas composiciones sencillas e inmediatas encontramos que el grupo no se ha cortado a la hora de introducir nuevas ideas, dotando a este cuarto álbum de una paleta de recursos muy amplia. La sección rítmica es muy dinámica y gana en contundencia gracias a la pegada de la batería en los fraseos más secos de las guitarras y el bajo, mientras que la voz de Javier García, apoyada por los elementos sinfónicos y unos coros muy cuidados, enriquece un ritmo armónico de por sí bastante grandilocuente, como demuestran temas como «Incomprensión» o «Alma encadenada«. Junto a ella, brillan especialmente en mi opinión los teclados de Íñigo Uribe, que muchas veces se encargan de mantener los riffs más reconocibles. Me han gustado sobre todo los solos de piano, entre los que destaco el de «Sexta extinción«. Es particularmente gratificante encontrar durante todo el álbum ideas y motivos que remiten al heavy metal o el hard rock clásico, e incluso estilos más heterodoxos como el thrash, traducidos al lenguaje del heavy metal progresivo de TALESIEN.
Todo esto hace que Talesien sea quizá el álbum más variado del grupo hasta la fecha, y aunque es sin duda el más maduro, no es especialmente accesible ni pegadizo en una primera escucha. Se trata más bien de una propuesta íntima, con un gran abanico de sensaciones esperando ser descubiertas, que deja ver la libertad creativa con que se concibió. En este sentido, y por lo que expliqué en los primeros párrafos, cada oyente podrá encontrar algo diferente en el disco. Lo que yo encuentro es introspección y búsqueda de claridad y autoconocimiento. Y quizá no me aleje demasiado de las pretensiones de un disco que se presenta con un diseño sobrio y elegante, entre lo minimalista y lo abstracto, y con el nombre de la propia banda por título.
Pero si estoy en lo cierto, entonces Talesien no es más que el principio de ese gnóthi seautón: el disco finaliza con un tema que suena a inacabado, como invitando a proseguir el camino. Esto me hace pensar que el grupo aún no ha dejado de evolucionar y que, aunque suene difícil de creer, los mejores días de TALESIEN están aún por llegar.