SEÑORES DEL CAOS, Moynihan y Søderlind, 1998/2003

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lordsofchaos01Lords of Chaos es un texto hoy considerado clásico dentro de la cultura del black metal. Tanto es así que en la actualidad es difícil encontrar aficionados al género que no conozcan el libro, y mucho menos los hechos que en él se relatan. Se trata del resultado de una investigación periodística por parte de Michael Moynihan y Didrik Søderlind sobre los primeros años de la escena noruega, centrado principalmente en las actividades extramusicales de algunas personas involucradas en tal escena. El subtítulo no deja lugar a dudas sobre el enfoque: The bloody rise of the satanic metal underground. El libro fue editado por primera vez en 1998 por Feral House, realizándose en 2003 una nueva edición revisada.

Por lo visto en la actualidad se encuentra en preparación una película sobre los morbosos eventos de aquellos días, tomando Lords of Chaos como referencia, por lo que es un buen momento para volver la mirada hacia esta obra y su significado, especialmente teniendo en cuenta la relativamente reciente edición en español. Señores del Caos es la primera edición en España, publicada por Es Pop en 2013 con traducción de Óscar Palmer Yáñez y prólogo a cargo de Javier Calvo.

No creo que haga falta dar demasiados detalles sobre los contenidos, porque todo el mundo conoce ya los hechos relatados: el libro se presenta como una investigación periodística sobre los incidentes más escabrosos de aquellos años y especialmente sobre las actividades delictivas. Se nos habla de la quema de iglesias, el suicidio de Dead, el asesinato cometido por Bard Eithun, el circo mediático alrededor de la mafia del black metal, la muerte de Euronymous a manos de Varg Vikernes… Todos estos oscuros episodios de la historia del género son tratados en la obra con escrupuloso detalle y abundante documentación, a través de extensas entrevistas no sólo a los propios músicos sino también a personal cercano a los acontecimientos, autoridades eclesiásticas, periodistas musicales, etcétera. El libro analiza cuestiones como el satanismo, el nacionalismo o el incendio intencionado desde diversas perspectivas, mostrando su mayor mérito en el modo en que intenta relacionar todo ello con la música y con el entorno sociocultural de sus protagonistas. En suma, se trata de un compendio sobre unos acontecimientos que se han acabado convirtiendo en relatos integrales de la mitología del black metal.

Y precisamente ahí es donde radica el quid de la cuestión: si estos hechos forman parte de la mitología del género, seguramente se deba en gran parte a Lords of Chaos. Quien recuerde los primeros años del siglo veintiuno podrá contar cómo aquel asunto se convirtió en tema fetiche en las discusiones sobre black metal, y también cómo sirvió para atraer a una gran cantidad de público. No era raro en aquella época (y lamentablemente tampoco es raro hoy en ciertos círculos) que al hablar de black metal pareciera necesario, como una especie de ley no escrita, hablar también de asesinatos, incendios y nacionalsocialismo. Esto dio lugar a que proliferaran supuestos expertos y a que se originaran una serie de ideas sobre las señas de identidad del género que aún hoy algunos mantienen. Es lo que yo llamo «el efecto Lords of Chaos«.

Porque no nos engañemos: estamos hablando de un libro de salseo que no esconde sus pretensiones sensacionalistas y que no habla, realmente, de black metal, sino que se limita a ofrecer una serie de datos biográficos sobre algunos miembros del movimiento. Mi sentido común insiste en que un documento así debería estar destinado a fans de los grupos de los que aquí se habla que deseen conocer detalles sobre sus músicos favoritos. Y eso está bien, es normal. Ese no es el problema. El problema es que durante mucho tiempo Lords of Chaos fue visto por muchos como el modelo básico de estudio bibliográfico sobre el género, cuando realmente no nos habla del género. En sus páginas no veremos casi nada sobre música. A quienes deseen aprender sobre black metal les recomiendo recurrir a autores más recientes como Dayal Patterson en Reino Unido, Salva Rubio en España o Daniel Ekeroth en Suecia (que en un capítulo de menos de veinte páginas de un libro sobre death metal habla más de black metal que Moynihan y Søderlind en todo su texto).

¿Significa esto que Lords of Chaos es una obra totalmente prescindible? No, por supuesto: los autores muestran sus puntos más fuertes cuando se centran en una investigación antropológica más que criminal y cuando analizan los tropos comunes del black metal. Esto hace que el libro se convierta en un documento valioso para quienes deseen estudiar de forma detallada la estética del género. Quienes sepan concederle una mirada crítica apreciarán el texto por la información que ofrece capaz de desmitificar tanto los conceptos e ideales comúnmente asociados al black metal como a los propios músicos y sus muchas veces pobremente fundamentados puntos de vista.

Por otra parte, quienes renieguen de la prensa rosa tampoco deberían olvidar el alcance del «efecto Lords of Chaos» y su punto de partida. Porque este libro nos presenta de un modo diáfano una verdad seguramente incómoda: el sensacionalismo es una parte integral del espíritu del black metal. ¿Recordáis eso que decía un tal Chuck Schuldiner de «support music, not rumors«? En varias de las entrevistas incluídas vemos a un Euronymous que, paradójicamente y siguiendo unos patrones similares a los del propio libro del que hablamos, neglige el discurso musical para mostrar su intención de aumentar su fama a base de rumores. Lamento reconocer que, aunque no vivió para verlo, montones de aficionados de todo el mundo le dieron la razón.

Por ello debo reconocer que contar con una familiaridad básica con estos acontecimientos es hoy algo casi necesario para los fans del black metal, y Lords of Chaos sigue siendo la mejor fuente de información.

En cuanto a la edición española Señores del Caos, no tengo más que buenas palabras. Se trata de un formato muy respetuoso con el original, en cartoné de calidad con una presentación muy atractiva por el tipo de papel, las tipografías y la distribución de las imágenes. La traducción de Óscar Palmer Yáñez es magnífica, adaptando con eficacia la variedad de registros de discurso a las convenciones del idioma en España, y el prólogo de Javier Calvo es breve pero sumamente sustancioso, aportando algunos puntos de vista muy interesantes sobre el estatus del black metal como movimiento artístico. Un gran trabajo por parte de la editorial, sin duda.

firmaantonioandrades

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