RUSTY PACEMAKER (AUT) – Ruins, 2015

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rustypacemaker01Rusty Pacemaker es un músico autodidacta (!!!) austríaco que se guisa y se come él solito todo. Graba todos los instrumentos (excepto la batería), escribe, hace los arreglos e incluso edita sus discos a través de su propio sello, Solanum records. Y vaya lo que hace el amigo Rusty… Sonidazo perfecto, composiciones fuera de serie, y sobre todo, una exquisita sensibilidad para la música, que es lo que hace de Ruins una excepcional obra.

El disco es inclasificable, cosa que en pleno 2015 y para un autodidacta creo que más mérito no puede tener. Abre «Ruins» en plan doom, lento, con partes que descolocan a cualquiera, que incluyen silbidos y pasajes pop. «Made of lies» es, sin duda, el hit single del álbum, totalmente alejado del resto de canciones. Un tema directo, rockero y muy pegadizo, rápido y contundente. Sólo ha sido un espejismo. «Ocean of life» nos sumerge en un mar de sentimientos, que recuerda a los THE GATHERING de su época de transición entre el metal y el rock. «The game» es uno de los temas destacados del disco, por su bizarrismo, porque la voz de Rusty es una especie de transporte a otra dimensión, casi etérea, que no se altera ni con la inclusión de riffs más heavies y dobles bombos. La voz femenina de Lady K da luz a una composición oscura, lenta y tortuosa como es «Night angel», mientras que en «Candlemess» regresa el doom más «estándar» y con ella uno de los temas que pueden enganchar a los doomers más clásicos, con unos espídicos e inusuales dobles bombos. También hay sitio para el pop rock acústico en piezas como la cortita (de duración, claro está) «Forever» o «Knowing», o ramalazos a lo PINK FLOYD (influencia absolutamente indiscutible en la música de RUSTY PACEMAKER) en la rápida «Matter over mind». Llegamos al final de este intenso, alucinatorio y satisfactorio viaje con «Pillow of silence», y tras ella, una extraña sensación de vacío, una especie de shock musical a la que el músico austríaco nos ha sometido y en el que hemos caído irremediablemente.

Ruins empezó a crearse tras la promoción del primer disco Blackness and white light, con un largo proceso de composición y producción detrás (y se nota), y puede ser un auténtico descubrimiento para fans de los citados PINK FLOYD y THE GATHERING, VOIVOD, seguidores del doom melódico, del rock psicodélico, y en general, de la buena música, que busquen algo diferente y de calidad. El disco sorprende sobre todo por la voz de Pacemaker, que parece que está contínuamente en otro plano dimensional, absolutamente alejada de cualquier registro vocal dentro del metal y que transmite multitud de sentimientos, apoyada por unos instrumentos que están combinándose contínuamente entre la sensibilidad y la contundencia. Y todo con un sonido, como afirmé anteriormente, absolutamente perfecto.

Así que, como no puede ser de otra forma, recomiendo este tremendo trabajo musical, ciertamente inclasificable por tantísimos matices que posee, factibles y presentes en cada nueva escucha, en palabras del propio Pacemaker, «un viaje para conocerte a ti mismo, un camino lleno de revelaciones sensitivas y un descontento purificador». Y de verdad, no es ninguna sobrada, es así, es una obra musical que te hace aflorar esos sentimientos que muchas veces tenemos guardados. Ruins es hasta ese punto fascinante. Me voy a seguir perdiendo en esa desoladora portada unos minutos más…

miguelfirma

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