RIVERS OF NIHIL (USA) – Where owls know my name, 2018
No hace muchos años que RIVERS OF NIHIL empezaron a hacer ruido en el panorama del death metal moderno, y en un intervalo de tiempo relativamente corto su sonido ha experimentado una mutación fácilmente perceptible. The conscious seed of light (2013) y Monarchy (2015) mostraban ciertas intenciones dirigidas a la búsqueda de una identidad fuerte y diferenciada, si bien en mi opinión no llegaban a desarrollarla del todo. No eran malos álbumes, y está claro que lograron captar la atención de mucha gente, pero en lo que respecta a forjar un proyecto con personalidad y carácter se quedaban para mí en eso: intenciones.
Creo que es interesante destacar que el death metal de RIVERS OF NIHIL no suena especialmente americano. Su utilización de patrones muy rítmicos, armonías poco convencionales e insistencia en crear sonidos atmosféricos intimistas hace que su estilo recuerde más a GORGUTS, GOJIRA o a algunos clásicos británicos que a casi cualquier grupo de death metal estadounidense contemporáneo. Esto ya quedaba claro en los primeros álbumes del grupo, a los que hacía alusión más arriba, y en retrospectiva podemos ver que en ellos ya se intuía hacia dónde quería ir la banda.
Llegamos pues a Where owls know my name, donde estas tendencias se han potenciado y desarrollado complementándose con ideas nuevas sacadas de aquí y allá dando como resultado el disco más ambicioso del grupo. La etiqueta de “progresivo” es abrazada sin tapujos en un álbum basado más que nunca en los fuertes contrastes como fundamento del ritmo narrativo: partes veloces y pesadas que contrastan con pasajes en limpio de influencia jazz, patrones disonantes que contrastan con fraseos de un solo acorde, sonidos industriales que contrastan con instrumentos de cuerda frotada y viento metal, etc.
Todo esto conforma un enfoque original que no percibiremos si buscamos esa originalidad sólo en función de aspectos estructurales y no pragmáticos. En efecto: saxofones, voces limpias, sonoridades industriales, pasajes acústicos, la experimentación rítmica que se ha convertido ya en signo característico del metal técnico de la época… son recursos que ya hemos oído muchas veces en el death metal. El mérito de RIVERS OF NIHIL no está en la invención de lenguajes nuevos sino en la revalorización y legitimación de los utilizados para conformar una cohesión en la que ya no tiene mucho sentido, por ejemplo, hablar de una parte de death metal y otra de cello. Where owls know my name es, por tanto, una muestra de por qué el metal como género funciona tan bien como expresión posmoderna; por qué, en definitiva, conserva tras tantos años esa capacidad para asimilar propuestas musicales diferentes.
También es este el motivo por el que imagino que habrá bastante diversidad de opiniones a propósito de este álbum. Desde luego es una desviación importante no sólo respecto a trabajos anteriores de RIVERS OF NIHIL sino también respecto a gran parte de lo que podemos esperar de un álbum de death metal progresivo moderno.
Vale la pena, pues, preguntarnos qué significa realmente hacer algo original o innovador, y creo que Where owls know my name puede ser un buen punto de partida para el debate. Fuera de todo eso, y si prescindimos de cualquier expectativa, es un álbum emocionante, íntimo y atrevido que invita a la reflexión y a la escucha atenta. Hay mucho que descubrir y mucho de lo que hablar en esta grabación. Si sois pacientes y dedicáis la atención necesaria creo que no os arrepentiréis.