REQUIEM FOR EDEN (ARG) – Warcry, 2021

Enlaces:

Luego de 4 años, REQUIEM FOR EDÉN vuelve a sorprendernos con un disco de estudio, y si bien en todo este interín tuvimos lanzamientos como para aminorar las ansias, creo que, por lo menos de mi parte, no esperaba un disco de este calibre. Después de un 2019 un poco turbulento para la banda, en 2020 volverían más fuertes, hasta el freno que vivimos producto de los acontecimientos sanitarios. Warcry, que es el nombre que lleva este segundo disco de larga duración, sale en octubre y nos ofrece 9 tracks que continúan con el clásico estilo de la banda, que, si bien se centra en un poderoso metalcore con interesantes toques melódicos, muy de la vena de BULLET FOR MY VALENTINE, TRIVIUM o AVENGED SEVENFOLD, también cuenta con múltiples inspiraciones tanto de power metal, thrash metal e inclusive estructuras de música clásica.

Este compacto arranca con “Requiem for the pain”, que no es más que una intro ambiental con piano y bombos de guerra, que van preparando el ambiente para el tema de apertura, “Warcry”, que arranca bien riffero y con Leandro Gramegna, el encargado de llevar las melodías con su voz, exclamando firmes pasajes vocales: “you’ll hear my warcry once again” hasta que en el segundo segmento entra casi de repente, Martín Taybo, con guturales bien afilados. La lírica trata sobre alguien que se sentía perdido, pero luego de una ardua batalla, ha podido encontrar el camino de vuelta a sí mismo: “(…) that failure sometimes help us to take dark things away, to be reborn and rise above the flames”.

Este grito de guerra sirve como sello o marca de referencia para la banda, ya que conforme avanza el álbum, vemos que la esencia de ellos como banda está en cada tema, pero a su vez, cada uno de los mismos tiene su propio desarrollo y ambientación. La batería de Marcelo Fretes y las líneas de bajo de Martín Taybo nunca pasan a un plano de lujo o protagonismo: no escucharemos solos ni demás artilugios, pero siempre nos da un firme apoyo al gran trabajo de violas que presentan Leandro Gramegna y Flavio Pilone, en lo que respecta a la instrumentación.

Las temáticas de las canciones están basadas en experiencias y problemas personales, y si bien para algunos este tópico puede ser algo trillado, como dije antes, es la ambientación del tema en función de su respectivo mensaje, donde radica la fortaleza de la banda. Por ejemplo, “Only with honesty”, que es un mensaje de bondad y positividad, transitamos por un camino de metalcore más estilizado con pasajes de power metal en algunas estrofas, o también tenemos el tema “Like solar flames” (que sirvió de adelanto a mitad de año), es una canción que apela más al lado melódico y melancólico, como una canción que bordea el metal alternativo y que esgrime líneas en memoria de todos aquellos que ya no están con nosotros. Es también un tema que refleja el significado del nombre de la banda, ya que “réquiem for edén” para los integrantes, es una “obra musical para despedir a alguien que fue un paraíso terrenal en nuestras vidas, y ya no está junto a nosotros”.

Sin embargo, el disco es una montaña rusa de sensaciones, y es al final del mismo que nos encontramos con dos canciones bien antagónicas y que realmente vale la pena destacar: la octava canción, titulada “Our last song”, una power ballad para darnos un respiro del heavy metal, con Leandro Gramegna exponiendo un matiz vocal un tanto interesante para volver a otra historia de desamor: “We are a memory that now feels so wrong”. Hacia el segmento medio vuelva la pesada distorsión sólo para dar paso a un exquisito solo de viola, bien ochentoso y melancólico.

Por último, el cierre llega con “I will rise again”, que fue el sencillo que sirvió de entremés al lanzamiento oficial del disco, nos ofrece el lado más feroz del cuarteto de Zona Norte de Buenos Aires, con Martín Taybo saca a relucir unas frases cargadas de odio, que recuerdan mucho a Corey Beaulieu de TRIVIUM “My head is working in the darkest way, I’m trapped in a cage that leads me astray” pero que son cortadas por las líneas del optimismo hecho poder que Leandro Gramegna busca transmitir: “I’ll fight this even dead, I wont give up this day (…) I will rise again”. El tema luego del estribillo final trasciende hacia el éter con un punteo de Flavio Pilone, para culminar lo que creo que es un gran disco de metalcore argentino.

Es muy rescatable, para cerrar los comentarios respecto a Warcry, es la evolución musical que sufrieron respecto a Lonely walking, que se marca desde la composición y que abraca el aspecto técnico, con producción de la mano de Nicolás Ghiglione en PGM Studios. Es este progreso que los ha llevado a que el pasado domingo 12 de diciembre tuvieran el honor de presentar esta obra maestra en The Roxy Live de Palermo, uno de los bares más importantes de Buenos Aires, donde anunciaron que, además, hay un EP cocinándose a fuego lento. Si lo que les dije terminó por convencerlos de escuchar este discazo, síganlos en sus redes para estar atentos cuando esto suceda.

 

Comparte: