NORTEÑA: UNA NOVELA DE HEAVY METAL, Darío Méndez Salcedo, 2019

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El pasado 7 de agosto de 2018 fue inevitable comenzar el día con una sonrisa al leer el siguiente titular: «Dos ancianos se escapan de la residencia para asistir al festival de heavy metal más grande del mundo«. Para los que seguimos y amamos esta música, era imposible no ser invadidos por un irrefrenable sentimiento de compadreo y camaradería. Todos quisimos ser esos dos ancianos que por nada del mundo se perderían ese acontecimiento. ¡Ni más ni menos que el Wacken Open Air! Pero, como muchas cosas de esta vida, luego todo quedó en una exageración periodística, probablemente fruto de la escasez de noticias propia del periodo estival.

Afortunadamente, este hecho no cayó en saco roto y Darío Méndez aprovechó la idea para traernos Norteña: una novela de heavy metal, en la que una pareja de ancianos acuden por motivos muy dispares al Leyendas del Rock de Villena.

Resulta curioso cómo el elemento de la fuga de una residencia de ancianos se repite en la literatura reciente como ya se mostró en su momento en el magnífico cómic de Paco Roca Arrugas (2007) o, no de forma tan acertada, en la obra de Jonas Jonasson El abuelo que saltó por la ventana y se largó (2009). La necesidad de huir de una residencia, aunque con una perspectiva más trágica, es el también el inicio de El arte de volar (2009), de Kim y Altarriba. En el caso de Norteña, no encontraremos planteamientos existencialistas sobre lo que es estar en una residencia en el momento de la vida en la que las facultades merman; de hecho, los personajes de Victoria y Alphonse están en un estado de salud envidiable. Con esta premisa se permite el grado de banalización de lo que rodea a las residencias de ancianos, permitiéndonos así disfrutar de una lectura cómoda y amena, lo cual es de agradecer en los días que corren.

Quien haya tenido tiempo, ganas y oportunidad de asistir a un evento como es el Leyendas del Rock (u otro festival del mismo corte) asentirá en varias ocasiones al leer la descripción de los personajes y situaciones que se describen, aun cuando no llegue al clímax en medio de un pogo (como es mi caso, que los odio con todas mis ganas). En esas descripciones se hace proselitismo de las bondades de la subcultura metalera, si bien el único problema que le veo es que para los que formamos parte de la misma no nos aporta nada que no sepamos, y para los que no estén iniciados quizás no llegan a leerla por la barrera de estereotipos que en la propia obra se describen.

En todo caso, todo lo que dice Darío es absolutamente cierto, y quizás por ese tono distendido y alegre Norteña pueda ser una lectura que podremos dejar a nuestros padres, abuelos, tíos u otro familiar para que no se preocupe por que nos vayamos unos días a vivir la loca vida festivalera.

 

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