CELESTIAL SEASON (NDL) – Mysterium I, 2022
Tras su magnífico álbum de 2020, la veterana banda holandesa CELESTIAL SEASON regresa con un nuevo trabajo, Mysterium I, un disco conceptual que, tal y como su nombre indica, será el primero de una trilogía, cuyas segunda y tercera entregas saldrán a lo largo de este año y el siguiente. El álbum continúa con un estilo similar al de su celebrada y más cercana obra en el tiempo: The Secret Teachings, además de conectar en lo estilístico con sus dos primeros trabajos: Forever Scarlet Passion y Solar Lovers, dos discos clásicos dentro del death doom, con ciertas similitudes a sus coétaneos MY DYING BRIDE por el exquisito uso del violin y violonchelo en la mayoría de sus grabaciones, aunque con un marcado estilo propio que los diferencia bastante de los británicos.
Si bien la agrupación tuvo un parón importante desde su disco del año 2000, Lunchbox Dialogues, hasta su más reciente álbum de 2020, lo cierto es que la banda se reformó para una serie de actuaciones en vivo alrededor del año 2010 cuando regrabaron el tema “Decamerone” procedente de su segundo álbum. Para tal evento contaron con una formación diferente a la actual, incorporando al vocalista de los extintos ORPHANAGE, George Oosthoek y contando también con el batería de ANNEKE VAN GIERSBERGEN, Rob Snijders. Tras varios cambios de formación, regresaron la mayor parte de los miembros originales, que son los que conforman el line up actual: el vocalista Stefan Ruiters, el batería Jason Köhnen, los guitarristas Pim van Zanen y Olly Smit, el bajista Lucas van Slegtenhorst, además de la violinista Jiska Ter Bals, siendo su incorporación más reciente la violonchelista Elianne Anemaat.
El álbum arranca con la inicial “Black Water Mirrors”; la intro comienza con un extracto de la película Institute Benjamenta de 1995, de la que también han tomado varias escenas para el videoclip oficial. Un tema excelente, que nos trae recuerdos tanto de la “doom era” de principios de los 90 como de su memorable regreso hace un par de años, al igual que la siguiente y algo más cadenciosa “The Golden Light of Late Day”, demostrando que la banda se encuentra en plena forma pese a los años de inactividad transcurridos y el drástico cambio de estilo a partir de su álbum Orange de 1997 y sus dos ulteriores discos, más orientados hacia el stoner. Los omnipresentes violines y cellos envuelven las melancólicas melodías de guitarra, con una poderosa base rítmica de bajo y batería y un pletórico Stefan Ruiters, haciendo gala de unos guturales que nada han de envidiar a los de sus inicios a principios de los 90.
El siguiente tema, “Sundown Transcends Us”, suena enérgico y con un tempo considerablemente más rápido, con algunos riffs y guitarras solistas muy de la vieja escuela; la sección de cuerda se mimetiza a la perfección con el resto de instrumentos, trayendo de vuelta un sonido que parecía perdido en el tiempo, pero que en ningún momento suena caduco u obsoleto. El corte número cuatro, “This Glorious Summer”, nos sumerge en una lánguida melodía, bajando drásticamente la velocidad con respecto al anterior. Haciendo honor a su nombre, este me parece uno de los temas más gloriosos de todo el álbum, algo muy meritorio siendo uno de los pocos en los que se prescinde del violín y el violonchelo; las preciosas guitarras solistas se encargan de ello, recordándonos a unos PARADISE LOST de su aclamado Gothic, pero siempre con el toque personal y distintivo que le confiere CELESTIAL SEASON a sus composiciones.
Con el quinto tema, “Endgame”, vuelven a acelerarse una vez más, incorporando unas guitarras solistas más rápidas que podrían recordarnos a unos primerizos DARK TRANQUILLITY, para seguidamente sorprendernos con la técnica del reprise, es decir, repetir un riff o corte de otro tema, en este caso del que abre el álbum, “Black Water Mirrors”; como para venir a recordarnos que este es un disco conceptual y que todos los temas están conectados de maneras tan sutiles como elegantes. El sucesivo “All That is Known” comienza con unas oscurísimas y muy atmosféricas guitarras, posiblemente el tema más estremecedor y emotivo de este trabajo, donde la lentitud vuelve a ser la nota predominante; la voz de Stefan Ruiters es susurrante y visceral, y las secciones de violín y cello suenan sublimes y extremadamente conmovedoras. Sin duda uno de los mejores temas del disco y posiblemente de toda su carrera.
El álbum cierra con el tema homónimo “Mysterium”, una canción que funciona como despedida, comenzando con una composición triste donde una vez más demuestran con maestría como mezclar melancólicas guitarras solistas con bellos pasajes de violín; hacia el final, el tema vira a un tono más amenazador y sombrío, con interludios de violín y cello que se van alternando con riffs agónicos y ominosos, aderezados con la poderosa voz gutural de Stefan Ruiters, para culminar en un disco que es solamente el comienzo de una trilogía muy prometedora, tanto o más que su magnífica obra de 2020 The Secret Teachings, con el que además comparte hilo conceptual.
En la trilogía iniciada con Mysterium I ahondamos en la historia narrada en The Secret (…): el ocultismo, las sociedades secretas y sus enseñanzas a través del tiempo y las civilizaciones, la eterna lucha entre el bien, el mal y el equilibrio de ambos, todo ello localizado en una tierra mística y legendaria propiamente llamada Mysterium. Toda esta información ha sido proporcionada por la banda a través de entrevistas, RRSS, canales de streaming, etc., ya que el apartado lírico permanece oculto y bajo un halo de hermetismo para que cada oyente saque sus propias conclusiones e interpretaciones. Algo similar ocurre con el artwork, muy enigmático y llamativo, mostrando una especie de criatura mitológica y el cual ha sido realizado por el propio batería del grupo.
Por suerte no tendremos que esperar demasiado para escuchar las próximas entregas, ya que como hemos comentado, la banda pretende lanzarlas en los meses subsiguientes. Esperemos que sean tan sobresalientes como este Mysterium I.