GANG (FRA) – Inject the venom, 2014
GANG son una banda francesa de típico heavy clásico ochentero. Tienen influencias de las bandas clave del estilo, desde IRON MAIDEN hasta JUDAS PRIEST pasando por todos los típicos y tópicos que se os puedan ocurrir. En general no ofrecen nada nuevo al estilo, sino que se limitan a generar un disco más dentro de la ingente cantidad de música existente en el panorama pasado y actual. Su disco Inject the venom consta de doce cortes de, como digo antes, un metal clásico y en ocasiones algo redundante.
Su cantante, cuyas intenciones son las de ir a caballo entre Rob Halford y Kai Hansen y con algún ramalazo Dickinson, obtiene unos resultados satisfactorios en buena parte del disco. La base rítmica hace aguas en términos de originalidad, aporte de potencia y energía. Es donde más veo flaquear el sonido y espíritu del disco, quedando algo soso en ese aspecto. Las guitarras están muy conseguidas, tanto en sonido como en ejecución, aunque algo simplistas en los arreglos, fraseos y cambios, que son algo predecibles. Tienen ese sonido típico atacante y con filo, y en ocasiones se ven acompañadas por teclados que pasan a aportar mayor armonía a los temas.
Los primeros temas tienen una composición muy JUDAS PRIEST. «Primal reign» y «Dying world» están muy orientadas a este rollo sobre todo por las voces y sus arreglos y armonías, además de por los riffs tipicazos de guitarra que los llenan. «Chaos for glory» sigue en esa tónica, aunque con cierto toque power se desquitan en parte. «Man of sorrows» me suena escandalosamente a «Wildest dreams» de IRON MAIDEN. Me vais a disculpar pero un guiño a tus ídolos es una cosa, y otra cosa es un copy/paste de mediana calidad. Nada más que comentar señoría. «Midnight» es una instrumental que nos ofrecen como descanso vocal, para seguir ya a medio disco con una cover de TOKIO BLADE, «If heaven is hell«.
«The king became a god» es la siguiente canción, para seguir el disco con ese estilo más maidenesco por decirlo de alguna manera. «State of disgrace» y «All of the damned» siguen en esa línea, siendo esta última algo más rockera, debido en gran parte por las guitarras, definitivas protagonistas del disco junto a la voz. «Edge of time«, el track más extenso del disco, comienza con una tranquila y majestuosa intro para dar paso a un tema rápido y con varios cambios que dan aire a la composición.
«Behind the gate» es una pista instrumental de teclados y algunos efectos que sirve para presentar el último tema del disco, «All the fool around«. En la misma línea.
He de decir que este disco podría tener más posibilidades con alguna que otra vuelta de tuerca a las bases rítmicas, aportando más fuerza, vidilla y poderío. La versatilidad también es un punto no muy a favor, pues se hace algo monótona su escucha. A favor decir que el cantante se lo curra bastante y las guitarras protagonizan junto al vocal las mejores ejecuciones y sonidos del disco.