Desde hace unos años sostengo la opinión de que DOWNFALL OF GAIA encabeza la lista de grupos infravalorados a nivel internacional. Tras una década de existencia han dibujado una trayectoria ascendente, sabiendo añadir nuevos recursos a su música sin difuminar su esencia. Aeon unveils the throne of decay y Atrophy son dos excelentes discos que llegan a cotas reservadas a unos pocos nombres dentro del inmenso catálogo de bandas que existen actualmente. Ethic of radical finitude es su quinto álbum y viene a apuntalar una carrera que goza de cierta regularidad, alumbrando un nuevo disco cada dos años aproximadamente.
Su título ya deja entrever que el quinteto alemán otorga la misma importancia al fondo que a la forma; no obstante podría aparecer la duda de encontrarnos ante una muestra de pretenciosidad. Este peligro, que acecha asiduamente a las bandas que tratan de desarrollar un concepto profundo, no se materializa en esta ocasión. Cierto es que el mensaje que contiene, así como las emociones que transmite, busca trascender lo mundano llevando a la reflexión, pero DOWNFALL OF GAIA saben construir conceptos y, sobre todo, dotarlos de vida a través de la música.
El punto de partida lo encontramos en la fórmula utilizada previamente. Un post-metal cargado de black metal, y viceversa, en el que la construcción de atmósferas es un pilar importante. Este último componente se ha extendido como etiqueta en los últimos años, generando incluso sus propios subgéneros. No es extraño que suela esconder una excesiva autocomplaciencia, y el uso de estructuras simples que aumentan el tiempo de reproducción sin incorporar demasiada complejidad. Afortunadamente los germanos demuestran dominar esta faceta, dibujando una ambientación densa y vívida que no deja de ser compatible con la agresividad, los cambios de ritmo y las incursiones hacia otros estilos.
La voz de Dominik Goncalves suena cruda y cercana al black depresivo, aunque se ha optado por introducir puntualmente voces limpias y fragmentos narrados que funcionan a la perfección. El bajo realiza un trabajo importante aumentando la densidad y profundidad de esta ambientación, aunque queda en un segundo plano, y se echa en falta algo más de protagonismo. Son las guitarras quienes acaparan los focos, lanzando constantemente riffs, punteos, trémolos y melodías en un alarde de creatividad inagotable. La percusión adquiere a menudo un tono marcial, con redobles y ritmos casi milicianos que encajan sorprendentemente bien y aportan un cierto aire épico aquí y allá.
Al igual que sus predecesores, Ethic of radical finitude es un álbum trenzado a partir de oscuridades; sin embargo, logra desprender una energía más vital. En palabras de su vocalista: “Supongo que todo el mundo trata de encontrar ese lugar cálido y seguro en su vida para sentirse en casa, seguro y satisfecho. Pero quizá, llegado a un cierto punto, necesitas aceptar que puede que eso no ocurra, que nunca llegues a ese lugar”. Esta reflexión resume la perfección esa sensación de dualidad. Puede que parezca un pensamiento de desesperanza y rendición, pero también encierra una gran perseverancia. Quien acepta la derrota como parte de la vida, no acepta con ella la rendición, sino la determinación de seguir buscando la felicidad en el territorio de los claroscuros.